lunes, 3 de agosto de 2009

Nada por la patria. (52)


La Mequinenza literaria del "Camí de Sirga" de Jesús Moncada es en realidad real y administrativa de ahora mismo un pueblo de tres mil habitantes escasos adscrito a Zaragoza (provincia), Aragón (Comunidad Autónoma), España (Estado), Unión Europea (futurible).
Salvo que sea sordo, cualquier forastero que haya deambulado por Mequinenza ha podido comprobar que lo que mayormente hablan entre sí los lugareños de cualquier edad es el catalán, aunque se pasen al castellano cuando se dirigen al visitante. Al igual que la Fraga de los higos, el Saidí de "La terra retirada" de Mercè Ibarz y otras localidades del Bajo Cinca, las Ribagorzas, la Litera o Matarraña, Mequinenza está en la Franja, esa loncha catalanohablante larga y estrecha incrustada en las provincias de Huesca, Zaragoza y Teruel.
Ahora la delegación del Gobierno en Aragón (aclaremos: del Gobierno central, de Aznar, del PP) ha dicho que no: que la competencia en materia lingüística corresponde a las Cortes aragonesas. El alcalde, que es de IU y se llama Jaume Borbón -todo un apellido-, ha decidido plantar cara con un argumento sencillo y contundente: la mayoría de los vecinos se expresan normalmente en catalán. ¿Por qué la maestra y sus alumnos y alumnas, si emplean el catalán en casa, en la calle y en el patio de la escuela, no han de poder seguir usándolo en el aula como herramienta docente tan válida como el castellano y sin duda más "natural" que este en ese lugar concreto?
Solo el empecinamiento de los nacionalistas españoles irredentos, ciegos y sordos ante la realidad, puede tratar de impedir algo tan normal como que la lengua del patio sea también la del aula. ¿A quiénes llamo nacionalistas españoles irredentos? A quienes, tras considerar conveniente que los niños y niñas hispanos de Estados Unidos sean escolarizados en español porque es su lengua materna, intentan impedir que gocen del derecho equivalente los de Mequinenza, cuya lengua materna es el catalán.
Imaginen ustedes, ya que esta franja bajera del periódico se ocupa más que nada de Cataluña, que en Santa Coloma de Gramanet, pongamos por caso, la lengua familiar de la mayoría de niños y niñas fuese, como en Mequinenza, el catalán, y solo se les pudiera escolarizar en castellano, como allí. ¿No dejaríamos oír nuestra protesta airada ante tamaña insensatez?
Por fortuna, tal cosa no ocurre. La lengua propia de los más de los infantes colomeses es el castellano o español, pero la Generalitat de aquí, gobernada por la coalición que en Madrid apoya a los nacionalistas españoles, escolariza a esas criaturas solo en lengua catalana, que es lo pertinente. No solo por razones patrióticas, que también, pues al fin y al cabo el catalán es la lengua propia de la nación donde viven, sino sobre todo porque es lo que más les conviene a los niños y niñas. Lo contrario, esolarizarles en castellano total o parcialmente, sería discrimianrles de modo negativo, condenarles al gueto. Y eso sería imperdonable. Se ha impuesto el seny, por tanto. Aleluya. En Mequinenza, donde hablan catalán, escuela en castellano. En Santa Coloma, donde hablan castellano... también escuela en catalán. ¿La ley del embudo? Sí: la misma que obliga a decir en TV3 Osca para referirse a Huesca, mientras está prohibido decir Lérida cuando se habla de LLeida.

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