Os invito a leer un párrafo escrito por Antoni Serra Ramoneda y publicado en El Periódico de Catalunya.
Porque es indiscutible que el independentismo no es delito como no lo es que quienes en él militan pretendan difundir sus ideas para ganar adeptos en número suficiente para que muy a la larga su sueño se transforme en realidad. Siempre y cuando, claro está, este afán de proselitismo se manifieste democráticamente, sin atisbo de violencia, y además acepte que para su triunfo se precisa una previa modificación de neustra Carta Magna que requeriría el visto bueno de una mayoría de los votantes españoles. Exigencia esta que, no hace falta decirlo, es de difícil cumplimiento, por lo que se necesita más moral que el Alcoyano, según la expresión popular, para lanzarse esperanzado a sembrar el credo independentista.
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