miércoles, 16 de septiembre de 2009
Historia de España. (21)
Las polémicas nacen a cada discusión fiscal o aduanera. Mítines, prensa, discursos parlamentarios, memorias al gobierno agitan Cataluña, y unen el orgullo de los intelectuales catalanes a los argumentos de los economistas y al descontento popular. Casi siempre, esta agitación consigue apuntarse un triunfo, pero la solidaridad regional se acrecienta cada vez más. En las regiones no industriales se declara, a su vez, un ataque general contra el viajante catalán "explotador", "organizador de la vida cara", con todos los sarcasmos que la psicología precapitalista sabe reservar al hombre de dinero. Así se forman dos imágenes: el caastellano sólo ve en el catalán adustez, sed de ganacias y falta de grandeza; el catalán sólo ve en el castellano pereza y orgullo.
Un doble complejo de inferioridad -política en el catalán, económica en el castellano- llega a producir desconfianzas invencibles, para las que la lengua es un signo y el pasado un arsenal de argumentos.
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