jueves, 10 de septiembre de 2009

El Bucle Melancólico. (9)


La construcción del objeto al que Unamuno llama pueblo vasco o raza vasca resulta ser, en su poesía, una inversión ideológica de la visión historicista de Arana Goiri, y tan guiada por prejuicios como esta última. Al absurdo e infundado historicismo aranista corresponde, como su reflejo invertido, el antihistoricismo unamuniano. Plantear un debate sobre el destino de vasconia desde los términos en que trataron de formularlo Unamuno y Sabino Arana Goiri nos impediría llegar a un mínimo consenso razonable en lo referente a la autovisión precisa para que los vascos admitan, sin esencialismos, su condición de sujetos de una existencia irremediablemente histórica. Me sentiría satisfecho si la interpretación que aquí propongo de Orboitz gutaz pudiera contribuir al desbroce de una maraña de tópicos unamunianos y aranistas que ha ido arraigando entre nosotros gracias a la indigencia teórica de varias generaciones. Hace algunos años, Federico Jiménez Losantos sostenía que los vascos teníamos que elegir entre tirar por la calle de Unamuno o por la de Sabino Arana. En mi opinión, ambos nos han conducido a un callejón sin salida.

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