lunes, 21 de septiembre de 2009

España, una nueva historia. (7)


Comprendió entonces que la distribución de vino, aceite y sal entre la gente, lo que se llamaba entonces congiarios, no era suficiente y que debía dar un paso más hacia esa conducta del regalo que Paul Veyne calificó acertadamente de evergetismo: convertir la generosidad en popularidad, es decir, en el impulso para una carrera política. El pan y el circo existieron porque en Roma los cargos eran electivos, y se necesitaba recompensar a los votantes con sustanciales prebendas, algo así como en vísperas de una cita electoral la promesa de rebajar impuestos.

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