sábado, 12 de septiembre de 2009
El Bucle Melancólico. (15)
Arana Goiri y su entorno mantuvieron ante la cuestión colonial una actitud coherente con su xenofobia -una forma embrionaria del racismo igualitario, que se dice respetuoso de la variedad humana pero que condena explícitamente el mestizaje-. Como observa Taguieff, "la xenofobia puede expresarse directamente (heterofobia) o no (heterofilia). En fin, la actitud xenófoba no indica más que un límite; nunca se manifiesta en sentido estricto (rechazo del extranjero como tal), sino que procede de una jerarquía más o menos explícita de los grupos rechazados. No hay rechazo del "otro" que no seleccione entre sus "otros" y no subentienda una escala de valores que autoriza la discriminación. Toda xenofobia es, en este sentido, un racismo latente, un racismo en estado naciente". En principio, los xenófobos se declaran respetuosos con el "derecho a la diferencia" de todos los grupos humanos,puesto que reclaman para sí tal supuesto derecho. Incluso, en el extremo, pueden afirmar la radical igualdad de todas las razas humanas, pero abogarán siempre por el aislaiento. En Arana Goiri, sin embargo, esa xenofobia primaria está ya teñida de racismo, pero de un racismo paradójicamente diferencialista, surgido directamente de la práctica colonial. Si quisiéramos definir la xenofobia aranista tendríamos que hacerlo como un híbrido de racismo igualitario (toda las razas son iguales) sometido a una pauta dicotómica propia de un racismo difrencialista (algunas razas son más iguales que otras).
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