lunes, 20 de julio de 2009

Nada por la patria. (25)


Las cosas han cambiado en unos cuantos años. A peor, por supuesto. Pero en lo que a la política lingúística se refiere, lo peor no es que se haya promulgado la ley en 1983, lo peor es lo que se hace sin que ninguna ley lo diga, porque la de 1983 no habla para nada de inmersión y la inmersión ya ha anegado a toda la enseñanza pública primaria, y sigue subiendo. A los 7 años, los niños hacen una hora semanal de castelanno. Una hora. Todas las demás, inmersión en el catalán. Si la inmersión era mala, como decían ellos cuando Franco la hacía en castellano, no tiene que aplicarse. Si se ha vuelto buena gracias a los dioses quebequeses, es una injusticia para los niños de lengua materna catalana. Lo cierto es que no costaría nada alternar catalán y castellano en las clases: el 93% de los estudiantes de pedagogía de Bellaterra, de los futuros maestros y maestras por tanto, son de familia castellanohablante. Gracias a Aina Moll, y no lo digocon ironía, ya no hay monolingües castellanos en la enseñanza de Cataluña.

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