jueves, 23 de julio de 2009

Josep Borrell y la historia reciente de nuestro país


Josep Borrell, el afamado ex ministro tuvo que dimitir de sus aspiraciones a presidente del Gobierno, respaldadas por unas elecciones primarias en el PSOE, cuando se descubrió que varias personas de su entorno más cercano habían estado mezcladas en un importante asunto de fraude fiscal, lo cual, para alguien que en tiempos se había presentado ante la opinión pública como implacable perseguidor de defraudadores, resultaba ciertamente impresentable. Pero, vamos a ver: si él mismo entendía que no era digno como candidato a presidente del Gobierno español, ¿cómo ha podido considerarse adecuado para presidir el Parlamento Europeo? ¿Y cómo han podido considerar sus compañeros de partido que, en efecto, no valía para lo uno pero sí para lo otro? ¿En razón de qué cabía bajar el listón de la honradez requerida, tratándose del segundo cargo?
No lo entendí, y sigo sin entenderlo. En España funcionan unas categorías éticas sumamente especiales. Lo que vale para esto no vale para lo otro, lo que valió ayer no vale hoy, pero volverá a valer mañana, si les inetresa a los que marcan las pautas.

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