Siempre me ha parecido que, cuanto más y con más libertad se exprese la gente, más fundamentadas resultan las decisiones. Por supuesto que hay quienes se aprovechan de la libertad de expresión para promocionar causas dudosas y favorecer ambiciones poco claras, pero eso forma parte de los políticamente inevitable, y hasta necesario.
Así obré, y así obraré siempre. Porque estoy convencido de que hay algo que es todavía peor que la división: la uniformidad forzada. Los partidos necesitan tener una cierta "movida" interna, porque si no se anquilosan.
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