Por estas causas y por otras, yo he sido, sigo siendo y seré, un fervoroso amante del Ejército, subordinado al servicio de la Patria. Lo que no he sido nunca, ni lo soy, ni lo seré, es "antimilitarista". Si por amor a la supremacía del Poder civil, he sido, soy y seré "anticlerical", es decir enemigo de la intervención y participación privilegiadas de la Iglesia en el Estado, por amor a la supremacía del poder civil he sido, soy y seré antimilitarista, es decir, enemigo de la intervención y participación sistemáticas y privilegiadas del Ejército en el Estado.
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