martes, 16 de febrero de 2010
La pequeña historia de España. (30)
De propósito he venido rehuyendo entrar en este asunto delicado y complejo, planteado y conducido por el catalanismo extremista sin grandeza de alma y sin grandeza de miras; recibido por los socialistas con hostilidad doctrinal y personal; más adelante resucitado sin convicción y para aprovechar el dinamismo venenoso del separatismo latente exacerbado; repugnado por muchos republicanos que habían formado su convicción política en el centralismo de la revolución francesa; ignorado y desconocido por la mayoría de los que votaron en pro o en contra; utilizado como plataforma para acrecentar clientela por el más centralista, menos autonomista y más ayuno de conocimientos de materia regionalista entre todos nuestros improvisados repúblicos.
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