La vida española ha sido rica en destierros. La intransigencia y terquedad de quien, de siglo en siglo, ha ejercido el poder político ha despojado a España de partes enteras de su ser diezmado, sepultando, vivos o muertos, a disidentes políticos o religiosos, a poetas, filósofos, eruditos... envolviendo su paso por el mundo en una penumbra de olvido.
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