domingo, 28 de febrero de 2010

La pequeña historia de España. (39)

Con este post acabo la serie dedicada al libro que escribió Alejandro Lerroux en 1937.


La libertad no es incompatible con la función social de cada individuo, ni merece llamarse libertad, sino arbitrariedad, la que no se someta a los fines y conveniencias sociales. La misión más alta de la autoridad consiste en mantener la armonía entre el individuo, la sociedad y el Estado. Tampoco merece el nombre de autoridad la que no sea capaz de afrontar y someter, sin anularla, los peligros de la libertad.
El "parlamentarismo" es una cosa y el parlamento es otra. De éste no prescinden los Estados que se constituyen en régimen corporativo. Lo que hacen no es suprimirlo, sino modificarlo para darle virtualidad y eficacia. Y hay casos en que lo aumentan para equilibrarse el régimen.

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