Por otra parte, el sentimiento patriótico se había exaltado en la nación, ante la innoble, desleal conducta de unas organizaciones políticas y unos dirigentes de ellas que a raíz de haber cumplido la República su compromiso, con protesta de buena parte del país, otorgando el Estatuto de su autonomía a Cataluña -que sus hombres por sí solos hubiesen sido incapaces de lograr- se alzan en armas contra la República y contra España, de acuerdo con los que en Asturias demostraron ser partidas de bandoleros, no partidarios de un ideal político o social.
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