Prim quiso inventar, con AAmadeo de Saboya, una dinastía, recurriendo al apoyo de las cortes. Pero Prim, natural de Reus, no se creía las ficciones que él mismo sugería. La monarquía del Saboya se iba a convertir en ese momento en algo semejante a lo que fue el sueño liberal en la época de Fernando VII: fugaz pero útil punto de referencia.
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