martes, 15 de diciembre de 2009

España, una nueva historia. (97)


Al repasar su vida desde la Capitanía de Las Palmas, Franco llegó a convencerse de que todo se había conjurado a su favor: los servicios en la bandera de la Legión durante la guerra de África, la simpatía de Alfonso XIII, la boda con Carmen Polo, el trabajo realizado en la academia militar de Zaragoza. Charlaba sobre estos aspectos con amigos y colaboradores, y a veces realizaba un comentario fugaz sobre la necesidad de una suerte de cruzada exaltadora contra los enemigos de España que lograba cautivar a sus interlocutores, al margen de sus intrigas para que los gobiernos de Alemania e Italia secundaran sus pasos. En suma, la errónea política de los últimos meses de la república, en realidad desde la caída de Niceto Alcalá-Zamora y la llegada a la presidencia de Manuel Azaña, había llevado a Franco a ofrecer una imagen taxativa de la historia española, la historia de un país sumido en el caos político y el desorden social debido a la mala gestión de una clase política corrupta.

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