viernes, 20 de noviembre de 2009
Progresa adecuadamente. (3)
A eso nos ha llevado la izquierda, con su negativa a reconocer que la primcipal función de la enseñanza ha de ser la transmisión del conocimiento; con su rechazo de la memoria, la autoridad, el mérito y el esfuerzo; con su apología del peterpanismo, y con su defensa de la igualdad como valor y aspiración supremos, igualdad a la que todos estamos sujetos y ante la que nada valen ni la libertad ni la excelencia. ¡Cuánta razón tenía Cándido en su última Tercera en ABC cuando reivindicaba la necesidad de la jerarquía -eso es, de la autoridad- con el argumento de que la alternativa a las imprescindibles graduaciones jerárquicas no es la igualdad, sino la tiranía, el imperio de la fuerza bruta! Pero no ha sido sólo la izquierda. El nacionalismo también ha colaborado lo suyo. Y esto del nacionalismo entiéndelo, por favor, no como algo privativo de los vascos y los catalanes -y, si tanto me apuras, de los gallegos-, sino como algo mucho más hondo y difuso. En definitiva, entiéndelo como un saco enorme donde caben también os regionalismos más burdos y los localismos más groseros. Y es que la LOGSE, entre otras muchas barbaridades, permitía asimismo que la definición de la mitad de los contenidos fuera competencia de las comunidades autónomas.
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