martes, 24 de noviembre de 2009
España, una nueva historia. (73)
La historia de España no se explica sin Olivares, el cortesano supremo. Entre 1621 y 1643 dirigió la política de Felipe IV con auttoridad. Es el héroe de la monarquía de los Habsburgo y quizás el responsable de su ruina. Siempre a caballo, quizás por el famoso retrato que le hizo Velázquez en 1634, su mirada inquisitiva mide la multitud, busca con rapidez los resquicios de su gran pasión en la vida, el poder. Sabe que es importante actuar diligentemente pero con fimeza. Tenía casi cincuenta años cuando el rayo de la fama iluminó su rostro (un rostro que vemos quizás mejor en otro retrato de Velázquez, hoy en el Hermitage) y estaba a punto de culminar su gran obra política en Madrid, la ciudad más curiosa e intrigante del mundo en aquellos años. La paradoja de su vida consiste en querer convertir un artificioso sistema político en el fundamento de una nación moderna, que pudiera llamarse con orgullo España.
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