miércoles, 25 de noviembre de 2009

España, una nueva historia. (75)


El tipo humano de "español" se fraguó por entonces: áspero a la vez que divertido, celoso, bravucón, lenguaraz, perezoso. Desde su posición de ciudadano reciente de la villa y corte observaba cierta tendencia a rememorar con afecto la vida en sus pueblos de origen, olvidando que se trataba de un mundo limitado, creado bajo severas circunstancias de opresión y miseria. Cabe preguntarse qué deseaban los inmigrantes a mediados del siglo XVIII. En primer lugar, mejores oportunidades económicas, deseaban, como mínimo en ese sentido, un mundo más abierto y festivo que el dejado atrás en sus aldeas. Soñaban con la riqueza marginal generada por la corte, con la posibilidad de obtener un oficio o un cargo que permitieran un ascenso social para él y para los miembros de un afamilia. No obstante, esos inmigrantes empezaron a sentir el desencanto del fracaso de la monarquía de Felipe IV, al comprobar que no era oro todo lo que relucía en los decorados barrocos.

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