
El Hotel Porta Fira, del japonés Toyo Ito, ha obtenido el premio de arquitectura Emporis Skyscraper al mejor rascacielos del mundo terminado en el 2010.






Y los valientes plantaron cara con sus armas más poderosas, las más temidas: sillas de ruedas, bastones, pelo canoso y pancartas caseras. Armas capaces de sonrojar a todo aquel que tenga vergüenza, a todo aquel que no crea que los recortes del presupuesto deban afectar a la asistencia básica de los más débiles. Los abuelos del barrio de Sant Feliu de L'Hospitalet han tomado su ambulatorio dispuestos a no ceder lo que tantos años de reivindicación les costó. Hace 30 años tomaron la calle para exigir un centro de atención primaria. Ahora, de nuevo se hallan en pie de guerra. La lucha les pilla con el cuerpo más ajado y el pulso menos firme, pero su voluntad sigue irreductible como entonces. Quizá el Govern de Artur Mas crea que puede cerrarse un CAP durante un mes, pero los mayores saben que sus achaques nunca se van de vacaciones.

Estudios recientes han detectado un notable crecimiento del independentismo en Catalunya, y la noticia ha sido ampliamente difundida por los medios dependientes del Govern. Este resultado era del todo previsible, dada la sutil pero constante propaganda procedente de los medios controlados, totalmente o en parte, por la Generalitat. Respecto de la televisión, queda ya lejos el tiempo en que podíamos decir a cualquiera --en una expresión muy acertada-- que TV-3 era ¿la tuya¿. El tiempo en que, por tanto, se podía hablar de ¿la de todos". Ahora, no. Ahora, para muchos catalanes es ¿la suya¿, la de los que quieren una Catalunya independiente. Tienen derecho a pensar así y manifestarlo, pero no tienen el derecho de apropiarse de la televisión de todos para promocionar su opción política. Sobre todo, si esta opción conlleva para ellos la indiferencia e incluso el odio a España. Probablemente, TV-3 es una de las mejores televisiones de nuestro entorno inmediato. Y también una de las más caras; nos cuesta mucho dinero. Es curioso que entre tanta crisis y penuria, causa de tantas dolorosas recortes, objeto de tantas protestas, no se hable nunca de la millonada que cuesta nuestra televisión, con sus múltiples canales de emisión, sus corresponsales en todo el mundo, sus omnipresentes servicios de traducción, sus medios técnicos de última generación y su espíritu innovador. Pese a que es cara, me gusta que entre la mediocridad actual la Televisió de Catalunya (magnífico, el Canal 33) pueda ser para mí un bálsamo y un refugio. Pero protesto porque tanta calidad técnica y tantos contenidos de nivel excelente parezcan estar al servicio no tanto de la Catalunya plural y abierta al mund, sino del proyecto partidista de una Catalunya independiente. Los responsables de TV-3 confunden la parte con el todo, como si el independentismo fuera el proyecto político de todos los catalanes. Este planteamiento es sectario y reduccionista. No se encuentra tanto en los contenidos como en las formas, el estilo, el lenguaje; incluso en el modo de dar la información del tiempo. Aparece en mil detalles y expresiones, sin duda consecuencia de la aplicación del libro de estilo. El problema de fondo radica en la manera de entender el periodismo y la información. Los dirigentes de TV-3 saben muy bien lo que hacen, y los que trabajan son buenos profesionales. Creen servir a Catalunya, a una cierta idea de Catalunya. Quizá haría falta, sin embargo, que sirvieran primero a la verdad, la verdad poliédrica de lo que hay en el mundo, en nuestra sociedad. Su trabajo debería reflejar en el espejo televisivo las cosas que pasan en vez de esforzarse en hacer que pasen las cosas que ellos querrían que pasaran. Este periodismo manipulador no me gusta. Por eso ya hace tiempo que TV-3 no es la mía, y me duele. No es la mía porque no es la de todos. Añoro aquellos tiempos en que lo fue, y espero que algún día se pueda decir de nuevo que TV-3 es la televisión de todos los catalanes.










Francisco Javier Pérez (Barcelona, 1958) es un guardia urbano de L'Hospitalet de Llobregat. Lleva casi 30 años pateado sus calles y andado por sus tejados. Nunca se ha limitado a poner multas, sino que es de los que van al hospital a visitar a los accidentados y a interesarse por la familia de los chavales enganchados a la droga. Una noche de 1994 se le removió la conciencia...




La inefable Pilar Rahola, tan locuaz ella, es una mina inagotable, da para muchos artículos. Con locuaz quiero decir que habla más que piensa, que se nutre de tópicos desecados y liofilizados hace muchos años, y que sus argumentos parece como si los trajera preparados ya desde casa, y los suelta al buen tuntún, tal como salen, “tal com raja”. Su artículo “La lengua herida”, en La Vanguardia del pasado 8 de julio, es un resumen, otro más, del infinito y cansino bucle melancólico del nacionalismo, siempre lo mismo: Cataluña y España, David y Goliat, el dragón y Sant Jordi, el Estado depredador y la resistencia tenaz de un pueblo sabio, orgulloso y tozudo que “no vol morir”. Y la lengua, la pobre lengua, es la flor delicada y sublime a punto de ser pisoteada por las pezuñas de los bárbaros, las altivas mesnadas castellanas. Es la lengua herida, menospreciada y masacrada por la sinrazón. No exagero. Véanlo, textualmente: ”los catalanes vivimos en un Estado que ni quiere ni garantiza la normalidad en el uso de los idiomas que lo configuran, eternamente preocupado por la idea de que el imperio territorial se basa en el imperio de la lengua”… “España desprecia las lenguas diferentes al castellano”, “pone en jaque su supervivencia”, “potencia su degradación”… “(Sólo da un) papel residual a las otras lenguas del Estado, sin aceptar ni entender que se trata de un patrimonio cultural extremadamente valioso”… “España siempre se ha concebido como un estado-lengua y de la mano del idioma ha impuesto una manera de entender el mundo”…“Este idioma-Estado se ha impuesto por la violencia en las épocas tiránicas…pero las lenguas han sobrevivido de manera tozuda y resistente a la dictadura”…“Lingüísticamente hablando, España es un país depredador…un Estado que desprecia los otros idiomas que no sean el del imperio. Los desprecia tanto que no le importa que desaparezcan.”


En todas las comunidades de vecinos hay uno que no paga. Que si para qué va a pagar el ascensor si total vive en el entresuelo, pues de momento se te denuncia por moroso y se te impide coger el ascensor, y si algún día necesitas utilizarlo, por usar silla de ruedas, es un decir. El resto de vecinos te permitiremos que pagues de nuevo la comunidad y puedas hacer uso del ascensor, eso sí, te recordaremos tu insolidaridad y te diremos aquello de hoy por ti y mañana por otro pero que al final ganamos todos. Es lo que tiene querer vivir en una comunidad grande y no encerrado en una cueva.

