jueves, 1 de julio de 2010
Una novela de barrio. (2)
Le decía que las masas mueren por nada, aunque su muerte, eso lo reconozco, les hace formar parte de esa visión estética que a veces tiene la historia. Vea los miles y miles que murieron en Barcelona defendiendo la causa republicana. ¿Qué obtuvieron? Una monarquía, lo que al fin y al cabo era un gran triunfo después de cuarenta años de dictadura. Pero esa monarquía, con gran sentido común, no les ayuda ni a buscar a sus muertos. Ha ayudado, eso sí, a que las masas tuvieran una segunda victoria: los llamados gobiernos de la izquierda. Pero, amigo mío, el primer gobierno de la izquierda comprendió también que había un mercado -por supuesto, superior a él- y rompió la norma sagrada de la seguridad en el trabajo para que el mercado se mantuviese. El segundo gobierno de la izquierda, esclavo de las multinacionales, abarata el despido. Ya me dirá usted qué coño han ganado los muertos. Los únicos que tenemos razón somos los realistas, como por ejemplo yo. Ya ve: yo pensé un lejano día que una segunda muerte me salía gratis, y en efecto me salió gratis. Por otra parte, no veo qué libertades individuales han ganado las masas. Sus libertades individuales son cero, son ninguna.
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