martes, 6 de julio de 2010

Tomando distancia para sobrevivir.

El final de la columna de opinión que firma Carlos Carnicero en El Periódico de Catalunya.


La pregunta de fondo es si para la existencia de una Catalunya fuerte, sólida y con futuro no es imprescindible una España fuerte, sólida y con futuro. El resto, si la respuesta es afirmativa, es un problema de conciliación de intereses.

Estamos atrapados entre dos intransigencias cruzadas. La derecha que representa a la vieja España rencorosa, teñida con caspa de sotanas rancias. Y enfrente, los nacionalismos, los radicales y los que no lo son tanto, juegan con las cartas marcadas de que nunca quieren llegar a un marco estable de relación con España porque la reivindicación es la única razón de subsistencia: si no hay pleito, no hay causa nacionalista.

Sería un buen momento para alejarse del problema y ejercer la responsabilidad. Pero calentar los ánimos, generar discrepancias y aumentar las diferencias está al alcance de todos los mediocres. Construir una realidad estable, confortable y duradera es solo posible para quienes tienen la grandeza del estadista. Todavía estamos a tiempo.

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