Toda racha de mala suerte tiene un final, aunque sólo sea para que pueda comenzar otra del mismo signo. Pero será una racha distinta. Muchas veces nos dejamos engañar por los extraños signos que preceden a las catástrofes y confundimos las explosiones del depósito de municiones con la pirotecnia que saluda el desfile de los héroes.
O sea que no hay que magnificar los cambios de rachas aparentes.
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