lunes, 4 de mayo de 2009

Corre, Rocker. (5)


"Un sentimiento de humorada transgresora y de juego perverso empezó a impregnarlo todo. La idea de la diversión irracional parecía muy subversiva. Al fin y al cabo es el mismo origen seminal que encontramos en muchas vanguardias. En lo que a Madrid respecta, el mecanismo de amplificación decisivo fue que se trató de un fenómeno interclasista, alegre y caritativo. Solo allí sse mezclaron sin fanatismos los punks y los rockers, las diferentes tendencias sexuales, la alta burguesía de Liceo y el adolescente de instituto público" (...) Lo dífícil -continúo un tanto académicamente- era crear una épica propia. Después de generaciones de cruzadas y militancias en las resistencias intelectuales, todo el mundo quería frivolizar y reír hasta reventar. Solo era necesario un lugar donde reunirse para tomar la diversión como excusa, y Madrid hizo de caja de resonancia. Lo que luego sucedió es que a veces, de tanto reírse se resienten las mandíbulas; y todo llegó a un punto tan histérico que muchas sonrisas se quedaron inmoviizadas en muecas".

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