El lector ávido de sensaciones morbosas puede empezar ya a salivar porque entramos a partir de aquí en las primeras olas del torbellino rock que nos arrastró en dos de sus más clásicas vertientes: violencia y sexo.
Claro que, tratándose de nuestro caso, la arquitectura de ambos términos es parecida a la historia militar de los españoles en los últimos cuatro siglos, que para salir vencedores de alguna guerra no les quedó más remedio que declarársela a ellos mismo.
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