sábado, 2 de mayo de 2009

Corre, Rocker. (2)


"Conservo el entrañable recuerdo de mi madre allá arriba en lo alto de su silla, soldando cuellos de camisa para pagar las cuentas del colegio salesiano. Recibí de los sacerdotes una educación valiosa e imprecisa, trufada de recomendaciones disparatadas. El punto más débil de su pensamiento era que basaban su epistomología en el comentario de texto de dos obras: un relato como titulado El catecismo y una novela por entregas llamada La Biblia. La trama resultaba enrevesada y la sintaxis bastante pobre. Los personajes quedaban desdibujados en su mayoría. Aparecían tres simpáticos contrabandistas que se dedicaban a transportar metales preciosos a través de las fronteras. Uno de ellos, Baltasar, era un claro antecedente de la novela nacional africana. Se esbozaban rudimentos de perspectivismo y narrador fragmentado. Recuerdo una segunda parte con cuatro periodistas que asistían a la rueda de prensa de un afamado surfista de Nazaret y posteriormente cada uno de ellos daba su versión del asunto.
Contado así podría parecer interesante, pero el autor fracasaba en la estructura y en el ritmo narrativo, dado lo cual prefirió negarse a firmar la obra, quedando esta como anónima y desperdiciándose un amplio horizonte de derechos de autor.

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