Antes que catalanes eran burgueses. Por esa razón la gran burguesía catalana no se detuvo en nostalgias a la hora de sacrificar su catalanismo en aras del balance comercial cuando así lo reclamaron las circunstancias sociales o políticas. Nunca hubo una burguesía sujeta al sepulcro de jaime I. Los vínculos económicos, los intereses de clase y la necesidad de entenderse con los gobiernos liberales siempre pesaron más que los mitos de la Atlántida, de la misma manera que en el siglo XVIII América había pesado más que las lágrimas de 1714.
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