lunes, 15 de marzo de 2010
Los mitos de la Historia de España. (61)
Fueron los presos republicanos que recorrieron los caminos de España, agotados y cubiertos de andrajos, vigilados de cerca por guardias o escoltas, para trabajar en la reconstrucción de un país devastado, atravesado de escombros. Los vencidos, se decía, eran los culpables de la guerra y de todas sus desgracias: por tanto, ¡que reconstruyan lo que han destruido! Fábricas de llanto negro, las abarrotadas prisiones se despejaron poco a poco sin necesidad de promulgar una amnistía, ese perdón que hubiera permitido a los vencedores dar la mano a los vencidos, reconocer que los sueños y la vida de muchos de ellos no merecía ser hundida en el abismo de aquellas terribles palabras: condenado por auxilio a la rebelión... condenado por adhesión a la rebelión. Los vencidos fueron, de este modo, la mano de obra barata del Estado y de muchas empresas. Carne de cañón de la paz, con su trabajo forzado se construyeron los embalses más importantes de la época, se completó la red ferroviaria, se reoconstruyeron pueblos enteros, se levantaron cuarteles y viviendas por todo el país, el dictador labró su tumba de faraón y numerosas empresas rellenaron sus cuentas de resultados. Era el perdón. Era la patria, que llegaba a fuerza de golpes y a fuerza de sol, con un sueño despedazado de pan reñido.
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