miércoles, 10 de marzo de 2010

Los mitos de la Historia de España. (45)


Las raíces del nacionalismo catalán no son republicanas ni liberales sino profundamente católicas y profundamente conservadoras. Las raíces están en la Renaixença, cuyos insignes representantes fueron muy del gusto de Menéndez Pelayo. Cataluña no era ni moderna ni antigua, era medieval, debía ser medieval, espíritu de honor, moral severa y fe sólida, según el ensueño de Milá y Fontanals. Cataluña era una nación esencialmente católica, como decía al estilo de su admirado Menéndez Pelayo el obispo Torras i Bages en "La tradición catalana": "A Cataluña la hizo Dios, no la hicieron los hombres." Cataluña debía aspirar a la representación corporativa mediante el sufragio de los cabezas de familia, por gremios y profesiones, a fin de acabar con el parlamentarismo que entregaba el gobierno a los charlatanes de oficio, de acuerdo con el espíritu de las "Bases de Manresa". Su solución, según Prat de la Riba, era la representación corporativa, el Estado federal en el interior y el imperialismo en el exterior, imperialismo como expansión cultural, política y económica de Cataluña a costa de las naciones menos cultas, a las que cabía imponer la civilización más desarrollada por mecanismos pacíficos o por la fuerza.

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