En las noches sin sueño de 1837, abrumado por la guerra carlista y el huracán de negras fábricas y enjambres furiosos que gemían bajo Barcelona, el poeta y liberal moderado Pau Piferrer escribía: "Mi imaginación ha estado preñada todo este tiempo de pensamientos atroces, de pensamientos de sangre. Pero ahora una melancolía, la melancolía del tísico, el abatimiento de un moribundo me consume..."
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