lunes, 24 de octubre de 2011

La plaga del nacionalismo obligatorio


La Constitución de 1978 y las instituciones resultantes han sido capaces de solucionar razonablemente gran número de funestas herencias del franquismo pero, en cambio, no han sabido erradicar el terrorismo nacionalista mediante políticas exclusivamente legales. Al contrario, han tolerado e incluso estimulado la floración de la plaga del nacionalismo obligatorio, que allí donde triunfa -el ejemplo más acabado es el catalán- instaura en poco tiempo un régimen asfixiante que margina a los disidentes y silencia la existencia misma de desavenencias en una sociedad rebajada a la categoría tribal de "pueblo", liquidando la práctica de la ciudadanía.


Movimientos cívicos, CARLOS MARTÍNEZ GORRIARÁN.

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