Sé también que para cambiar la política, para regenerarla, hay que cambiar los partidos políticos. Si no se democratizan los partidos, si no se abren, si a sus militantes no se les reconocen efectivamente los mismos derechos que la Constitución nos reconoce como ciudadanos, los vicios partidarios repercutirán en nuestras instituciones democráticas que, al fin y al cabo, se forman a partir de las listas que elaboran los partidos políticos. Y la calidad de nuestra democracia se verá afectada. Y la desafección entre la ciudadanía y la política crecerá cada vez más. Y los profesionales de la política ejercerán el poder sin ningún tipo de control. Regenerar la política es devolver a los ciudadanos el control sobre los políticos, sobre los cargos electos; regenerar la democracia es rescatar la politíca del secuestro al que las estructuras de los partidos la tienen sometida.
ROSA DÍEZ
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