sábado, 22 de enero de 2011

Un lugar sin significado

Arcadi Espada en El Mundo.


El nacionalismo tiene razón cuando dice que los 350.000 euros anuales que cuesta la traducción simultánea en el Senado, un uno por ciento de su prepuesto, es un gasto “no excesivo”. El exceso se calcula en relación al grado de necesidad. Y para los nacionalistas locales la lengua es su máximo rasgo identitario. ¿Cómo va a ser excesiva la identidad? El argumento lingüístico sustenta igualmente las decenas de canales autonómicos. Y es el que decide las políticas culturales nacionalistas, allí donde la propagación de la información y el conocimiento están subordinadas a la propagación de la identidad.

Cabe subrayar que, en el caso de la lengua, la política nacionalista no arraiga en el vacío. Es un lugar común contemporáneo que las lenguas merecen protección. Como la salud. Que son, también, un patrimonio cultural. Como las catedrales. Este mismo periódico se muestra justamente beligerante contra la ridícula decisión del Senado, y no sólo ridícula en términos económicos, sino también por lo que esa decisión supone de falacia: España no es un país multilingüe como Suiza o Bélgica, sino un país que dispone de una koiné eficaz: el español es nuestro pinganillo. Pero la beligerancia concreta y local de este periódico se esfuma cada dos por tres cuando publica dulces reportajes melancólicos sobre las lenguas que se pierden (ninguna lengua se pierde, sólo se transforma: de ahí que una inteligencia “identitaria” inteligente siempre prefiera, en la lengua y en la vida, el acento, la manera, la influencia, antes que la frontera y el volapuk); o cuando alude a la “riqueza lingüística” española: lo único que hace esa riqueza es costar dinero, y a manos llenas.

La diversidad lingüística peninsular, como los propios nacionalistas, son datos de la realidad, inesquivables en esta época pueril de España. Es inútil hacer como si no existieran. Pero la aceptación de la realidad no equivale a somterse a ella y, aun menos, a su acrítico ennoblecimiento. ¡Como si un noruego fuera a decir que sus inviernos son un patrimonio y una riqueza! Son. Y lo único sensato que puede hacerse ante ellos es abrigarse.

Es una curiosidad interesante, por último, que esta ceremonia multilingüe haya tenido lugar en el Senado. Las aportaciones del Senado a la democracia española son puramente inefables. Igual que nuestros nacionalismos la llamada Cámara Alta tiene un grave problema de identidad. Siempre ha sido un lugar sin significado. Y nunca se vio más claro que en la orgía significante del pasado martes, pinganillo.

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