miércoles, 12 de enero de 2011

Porque tengo hijos (21).


La defensa de los principos y los valores fundamentales no puede estar sometida a un cálculo electoral, y hay cosas -como actuar sin complejos contra el fanatismo y la xenofobia- que hay que hacer por decencia y por dignidad. Pero contra los pesimistas que creen que esto reforzará a quienes tratan de destruir la democracia, yo soy optimista. Sé que la clandestinidad es incómoda y sé también que la impunidad y la comodidad -y el dinero- han servido para mantener y renovar con sangre nueva a Batasuna. Sabemos que son unos cobardes, que tienen tanto odio de sobra como falta de convicciones. Viven cegados por la "victoria" del terror ante una democracia que han considerado débil y acomplejada. Pero van a descubrir que esta joven democracia que les declaró la paz en 1977 sacando a todos los presos etarras de la cárcel es capaz de defenderse. Y cuando comprendan que tienen más que perder si siguen matando que si dejan de hacerlo, empezará su cuenta atrás.

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