martes, 25 de enero de 2011

El empresario de BCN desconfía de los políticos.

Entrevista en El Periódico de Catalunya a Cristian Segura, ganador del Premi Josep Pla.
-Ha dicho que el empresario Conill es un superviviente.
-Es un cabrón pero entrañable, un pobre hombre. Sus miserias las compartimos todos. Debe salvar la empresa familiar centenaria y sobrevivir y la crisis profesional le lleva a cuestionarse a sí mismo, su pasado, de dónde viene, qué prejuicios tiene. La novela es entretenida pero lo que pretendo es que el lector reflexione sobre cómo está cambiando la sociedad.

-¿Retratando a la alta burguesía de la que usted proviene?

-Hablo de la burguesía barcelonesa de hoy, que sirve para entender cómo es la sociedad catalana en este momento de cambio global. La comparo con la del extranjero, del centro y norte de Europa, donde tiene un nivel cultural altísimo y cree en el bien público. Aquí fue así a principios del siglo XX con la Lliga y luego políticamente se pervirtió. Yo vengo de esta sociedad y los empresarios barceloneses desconfían de los políticos. Los ven como un mal inevitable. Su patria es la empresa. Primero es la familia y luego el bien público y la sociedad.

-¿Es como un Auca del senyor Esteve del siglo XXI?

-Tiene paralelismos evidentes pero hay mucha influencia de la cultura americana. Tiene momentos punks, histriónicos, que ni Rusiñol, ni Josep Maria de Sagarra con su Vida privada, mi otro referente, habrían usado. También los tiene con American beauty, que trata de las miserias de la clase media, que tiene las necesidades cubiertas y no sabe cómo perder el tiempo, y La escopeta nacional, de Berlanga, que retrata el servilismo catalán, algo que no critico porque es bueno para hacer negocio.

-Dice que hay instituciones que se reconocerán en el libro. ¿Cuáles?

-Las principales de este país. Creo que traerá polémica porque cargo contra todo el mundo. Esta novela es una prueba para saber si Catalunya tiene espíritu autocrítico. El éxito del televisivo Polonia prueba que sí. Quienes se verán más afectados por suerte no leen en catalán...

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