jueves, 6 de enero de 2011

Porque tengo hijos (15).


Eso explica por qué con ese resultado electoral, acariciada la victoria al primer intento, se desató la batalla de acoso y derribo contra Nicolás Redondo Terreros. La estrategia de unidad constitucionalista, que había estado formalmente avalada por toda la cúpula del Partido Socialista Obrero Español, fue inmediatamente revisada. Y al revisar esa estrategia dieron por liquidados los objetivos que con ella se perseguían. La aternativa al nacionalismo se dio por fracasada tras sólo un intento y a pesar de que los datos objetivos eran claramente esperanzadores. En el fondo mucha gente del Partido Socialista -de dentro y fuera del País Vasco- nunca quiso ser alternativa. Muchos dirigentes socialistas siempre han pensado que nuestra "misión histórica" en Euskadi es entendernos con el nacionalismo, moderarles, caminar con ellos. Pero dejando que sean ellos quienes dirijan el País. Ese complejo político, esa falta de ambición, estuvo acompañada y teorizada por alguna "progresía" que siempre defendió que en Euskadi lo que había que reeditar era el pacto con el PNV. Poco les importaba, a unos y a otros, que acabaran de pactar con ETA nuestra exclusión. Y que tras años de gobiernos naionalistas no se hubieran resuelto ninguno de los grandes problemas de los vascos, el principal de ellos la falta de libertad.

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