En su autobiografía, Joaquín Sabina cuenta cómo fue la muerte de su padre.
Mi padre estba muriéndose, con Alzheimer, en un hospital de Jaén. Yo estaba haciendo una gira por Andalucía y mi hermano vivía en Jaen, era policía allí. Entonces nos turnábamos para estar con mi padre una noche cada uno. El caso es que el día en que murió mi pobre y fantástico padre, yo estaba allí con él. A las cinco de la mañana, dos horas antes de morirse, mi padre se incorporó y yo, que estaba dormilado porque esa misma noche había tocado en Córdoba, me desperté muy soliviantado. Lo miré fijamente y le oí pronunciar la que sería la última frase de su vida: "¿de dónde sacarán tanto dinero las diputaciones?" es impresionante. Mi padre, mi pobre padre, era bastante ilustrado, muy buena persona y muy poco dotado para su oficio de policía. Bendito sea.
1 comentario:
Este es un problema muy común con los asesores, que eligen a dedo a personas cuya formación no es la adecuada. No se puede poner a operar a corazón abierto a un ingeniero de caminos, o poner de abogado a un enfermero...
Los asesores deberían ser personas cuya formación coincide con los temas que trata. Es como si puesiéramos de asesor de uno de nuestros diputados a un profesor de italiano.
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