Sacado de la Autobiografía de Fernando Savater, cuenta una anécdota que le sucedió en la promoción del Premio Planeta, el año que lo ganó Vargas Llosa y él quedó segundo.
Como es natural, a Vargas Llosa siempre se le acercaban muchos peruanos para que les firmase el libro. Pero cuando estuvimos en Zaragoza, el número de sus compatriotas que formó cola ante él resultó totalmente excepcional, la mayoría eran jóvenes y, para matar mi ocio mientras Mario trabajaba, comenté con una guapa peruanita lo populoso de la colonia limeña en la capital aragonesa. Me aclaró que estaba fundamentalmente formada por estudiantes que habían acudido desde el otro lado del Océano a la Universidad de Barcelona (en gran parte motivados por los elogios del propio Vargas Llosa a esa sede cultural) y que habían tenido que abandonarla al tropezar con la imposición del catalán como única lengua en los formularios de matriculación. Una lástima y una pérdida para Catalunya.
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