Parte de la entrevista que "El Cultural", ha realizado al filósofo Rafael Argullol con motivo de la publicación de su último libro: "Viaje desde el fondo del mar".
-¿Y no es posible recuperar el espíritu de la vieja Europa?
-No sólo es posible, sino que es vital, porque nos lo jugamos todo. Cuando me preguntan si soy de derechas o de izquierdas siempre respondo que soy antimafioso y antibárbaro. Antimafioso, porque estoy contra el poder, y antibárbaro porque defiendo la cultura y la civilización cuando parece que la barbarie se ha convertido en un sistema normal de vida cotidiana. Europa no puede ser sólo una fórmula burocrática y financiera, tiene que volver a integrar su tradición humanista. Me siento muy europeo, pero odio su vaciedad y su mercantilismo.
-¿El auge del nacionalismo no dinamita en realidad la esencia misma de Europa?
-Desde luego. Lo lógico sería lograr una unión paneuropea que olvidase las mezquindades provincianas de todo signo. Tenemos que desarticular prejuicios y miedos, porque en el fondo necesitamos y queremos lo mismo en Toulouse y en Jaén. Viajamos mucho, pero cada día surgen nuevas posiciones centrípetas que parecen invitarnos a encerrarnos en nuestros pequeños mundos y a desconfiar y odiar los ajenos, en lugar de enriquecernos mutuamente.
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