viernes, 7 de noviembre de 2008

Reformas.

Una columna de Ángel de la Fuente publicada hoy en El Periódico de Catalunya.



La reciente reunión entre el presidente del Gobierno y el líder de la oposición ha dado al menos un fruto interesante. Se trata del acuerdo alcanzado para reunir al Pacto de Toledo con el fin de analizar posibles modificaciones del sistema de pensiones y para crear una comisión sobre reformas estructurales.
El acuerdo llega tarde. Hubiese sido mucho mejor aprovechar los años de bonanza para comenzar a implementar las reformas necesarias de la manera menos dolorosa posible. También es muy posible que se quede en un simple gesto de cara a la galería. Pero en cualquier caso es bienvenido. La economía española se enfrenta a medio y largo plazo con algunos desafíos difíciles que exigirán medidas impopulares. Para afrontarlos con ciertas garantías de éxito, necesitamos abrir un proceso de reflexión que permita concienciar a la opinión pública e ir forjando un consenso que deberá incluir a los principales partidos políticos y a los agentes sociales.
Las medidas acordadas por los líderes de los dos grandes partidos nacionales podrían ser un primer paso en la dirección correcta.
Más allá de los problemas inmediatos que plantea la crisis actual, cabría destacar tres grandes retos que suponen una amenaza muy directa para nuestra calidad de vida en las próximas décadas. El primero es cómo mejorar el pésimo desempeño de nuestra productividad, que lleva más de 20 años cayendo en relación con la de nuestros competidores directos. El segundo es el mal comportamiento de nuestro mercado de trabajo. Incluso en los mejores tiempos, España registra tasas de actividad y ocupación inferiores al promedio de los países de nuestro entorno. Y como muestran los datos más recientes, persiste la tendencia de ambas variables a desplomarse cuando vienen mal dadas. El tercero tiene que ver con la necesidad de rediseñar nuestro sistema de protección social (incluyendo sanidad, pensiones y dependencia) ante un rápido proceso de envejecimiento que, pese al alivio transitorio que ha supuesto la avalancha inmigratoria de los últimos años, es tan preocupante como irreversible. Sobre todo esto volveré en mayor detalle en las próximas semanas.

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