jueves, 25 de noviembre de 2010

Rosa Díez y Antonio Robles


Jesús Royo explica su voto en La Voz Libre.

Voy a votar para la Generalitat a Antonio Robles, de UPyD, el partido de Rosa Díez. Sé que es un voto arriesgado, que es difícil que sobrepase el límite necesario para entrar en el Parlament. Pero a mi edad uno debe poner el voto donde le salga del alma, por decirlo bien y pronto. ¿No dicen los vídeos electorales que votar es un placer? No será para correrse, pero vale la pena darse un gusto con el voto. ¿O no?

Vaya por delante mi contrariedad porque no sepresentan juntos UPyD y Ciudadanos (C's). Sin fusionarse los partidos, no hacía falta: podrían haber pactado una candidatura ordenada de acuerdo a las expectativas de cada partido, y separarse luego, al entrar en el Parlament. Es curioso que, al parecer, quien más se ha negado a presentarse juntos ha sido UPyD, el teórico beneficiario de una candidatura pactada. Esa aparente displicencia sólo se explica por la seguridad de tener un partido más sólido, de horizonte más amplio, y que puede sacrificar una baza actual por una estrategia de futuro más ambiciosa. De acuerdo que C's es un partido local, demasiado condicionado por la realidad catalana, creado como respuesta al catalanismo asfixiante, y que por lo tanto tiene poco en común con UPyD, un partido de ámbito e implantación nacional. Pero en Cataluña el mercado de gente que planta cara al nacionalismo -y vota- no anda muy sobrado, que digamos. Según los sondeos, los escaños de C's parecen asegurados. UPyD no aparece, no hay focos para ellos. A lo mejor son el tapao y dan la sorpresa en estas elecciones. En fin, ya veremos.

Rosa Díez y Antonio Robles son los únicos políticos, que yo sepa, que han dejado sus escaños a mitad de legislatura, por vergüenza torera. Rosa, en el parlamento europeo: todos sabemos que ir a Estrasburgo es un chollo verdadero, el dulce retiro de las vacas sagradas: Obiols, Vidal-Quadras, Oreja. Y Antonio, dejó el escaño del 'parlament del Parque' para pechar con los adolescentes en el Instituto, por una cuarta parte de sueldo. Los dos demostraron una honradez poco común. De entrada, chapeau.

Rosa se fue del PSOE porque Zapatero, contra la tradición socialista de siempre, daba cancha a los nacionalistas en Cataluña y ponía la alfombra a los batasunos en Euskadi. Ella es la persona más odiada por los etarras, porque no se arruga ante las amenazas, y sabe aguantarles la mirada sin bajar la cabeza. Es la demostración palpable de que ETA será derrotada. Es decir, venceremos: con toda la fuerza de la razón democrática. No es extraño que, pese a que está fuera de los focos, ella es el político más valorado por la gente, por encima de Zapatero y de Rajoy.

UPyD es el partido del sentido común, de la gente común, la buena gente. Pero es también el partido con más alto porcentaje de filósofos: Savater y Gorriarán. Es una garantía extra. Y Robles es profesor de Filosofía, aparte de luchador incansable e inasequible al desaliento. Un partido español sin complejos que se define como federalista: porque el federalismo es la unión de lo diverso, la lealtad -y por ende, la igualdad- entre diferentes. Por eso el federalismo es horizontal, simétrico y cooperativo. Justo lo contrario del nacionalismo. Este domingo votaré UPyD. Creo que me merezco el gustazo. Solo por eso ya vale la pena. Si encima sacamos algo, miel sobre hojuelas.

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