Los Parlamentos crean reglas que se incumplen al día siguiente, y basta ver con qué complicidades; por ejemplo, cómo han jugado algunos bancos a proteger el fraude fiscal en los límites de la legalidad. Como tampoco es trigo limpio esa coartada de que muchos polítios no han robado para sí mismos, sino para el partido. Pues mire usted, desde un punto de vista democrático, es peor robar para un partido que para un particular. Si se rompe la regla de juego de la financiación legal de los partidos, se rompen todas las demás. Todo está permitido.
CLEMENTE AUGER.
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