lunes, 22 de octubre de 2007

Yo. Que he votado

Yo. Que he votado tantas veces a IU, IC, PSUC, EUIA y siglas parecidas. Leo a Félix de Azúa en el Periódico y no puedo dejar de asentir leyendo su artículo: Cantando "La Internacional con desespero".
En un programa de TVE le preguntaron a Gaspar Llamazares, jefe de la izquierda radical, por qué le preocupan tanto las injusticias que se cometen en el Cuerno de África, pero en cambio no mueve un dedo cuando las familias pobres de España ven subir el precio del pan y la leche a modo de extorsión para enriquecer a ocultos intermediarios. Llamazares silbó la célebre canción "pajaritos" moviendo incluso las axilas con verdadero arte.
El señor que se lo preguntaba confundía el espectáculo titulado "Yo soy la izquierda feliz", con lo que se llamaba izquierda hace unos 40 años. No se entiende que las figuras que encarnan los diversos papeles de la representación, es decir, los actores, no tienen por qué creer en lo que recitan. es como si a Josep Maria Flotats le obligaran a creer las barbaridades que dice Stalin. La obligación de Llamazares es mantener la gracia de la pieza dando contraste al Gran Divo. Una primera figura sin comparsas, desfallece. De modo que el actor que hace de "izquierda extrema" sirve para que otro actúe de "izquierda moderada", siendo ambas, seguramente de derechas de toda la vida.
Esta semana subí a comer a uno de mis restaurantes favoritos de Barcelona. Se llama La Venta y está a una altura idónea para divisar la ciudad bajo una buganvilla y sitiado de palmeras. Al fondo, el espejo del mar. Pero antes un amigo me llevó a pasear por las faldas del Tibidabo, el último lugar medianamente arbolado de la ciudad, pinares donde los curas nos llevaban a juntar retama para la Inmaculada. Pues está desapareciendo bajo el ladrillo de Núñez y Navarro, que no son dos sino uno. Seguro que el expolio es legal, y eso es lo más curioso. las masas pétreas que están devorando el monte al modo levantino han sido aprobadas por el ayuntamiento socialista, no me cabe ninguna duda.
Una concejala, Inma Mayol, fuente de infinito regocijo entre la ciudadanía, hace aquí el papel de Llamazares, algo así como "La Superprogre guay". El señor del programa le habría preguntado cómo ha podido colaborar en semejante mina de oro para los ricos. ¡Qué ingenuidad!

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Si volviese Anguita iba a hacer una escabechina.

Anónimo dijo...

Los privilegios acabarán, pero el pueblo es eterno.

Anónimo dijo...

Los privilegios acabarán, pero el pueblo es eterno.