martes, 17 de enero de 2012

"Somos superiores"


En el País Vasco, la familia de lenguas eusquéricas, fragmentadas a su vez en dialectos ininteligibles entre sí, había retrocedido de forma imparable desde la Edad Media, y en el siglo XIX era más de un elemento favorecedor del castellano que cohesionador de los vascos. Ahí está el ejemplo de Unamuno, en cuya casa se hablaba castellano, porque era la lengua común del padre vizcaíno y la madre guipuzcoana. Cuando Sabino Arana se pregunta ¿Qué somos?, en referencia a los vascos, se inclina por el criterio de la diferencia racial a los vascos, se inclina por el criterio de la diferencia racial, el último escalón de la exaltación de lo intuitivo, lo sentimental y lo espiritual. No hay que olvidar que fue en plena época romántica cuando el Conde de Gobineau escribe el Ensayo sobre la desigualdad de las razas humanas, y que el nacionalismo lleva en su interior el germen de las ideas de superioridad de unos seres humanos sobre otros, es decir, del fascismo y del nazismo. Esto no significa que todos los nacionalismos tiendan al fascismo, naturalmente, pero sí pone de relieve lo fácil que es deslizar el discurso de "somos diferentes" hacia el de "somos superiores".


Lenguas en guerra, IRENE LOZANO

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