lunes, 1 de agosto de 2011

Diógenes digitales


La cultura no se comecializa en pastillas que, colocadas bajo la lengua, transmitan de inmediato sus beneficiosos efectos y conviertan, como sucedía con el dinero del Arcipreste de Hita, "al necio y rudo labardor... en hidalgo doctor". La cultura, también la digital, exige unos tiempos, un esfuerzo, una dedicación: de nada sirve bajarse toda la discografía de los Beatles, todos los libros de Miguel Delibes o todas las películas de John Ford si no escuchamos los discos, leemos los libros o vemos las palículas. Internet nos ha convertido en obscenos nuevos ricos, acumuladores de cultura. Millones de Diógenes digitales rellenan cada día cientos de discos duros con toneladas de conocimiento. Jamás abrirán esos archivos: necesitarían diez vidas para hacerlo. Además prefieren ver la televisión.

Javier Pérez de Albéniz

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