lunes, 13 de junio de 2011

Que pongan la bandera de España

La opinión de Rosa Díez en su blog.
Ayer se consumó el drama y miles de candidatos de un partido político –que el máximo tribunal de Justicia español, el Tribunal Supremo, ha sentenciado que es un instrumento de la estrategia de una organización terrorista que sigue viva–, han tomado posesión de sus actas de concejal y muchos de ellos han sido elegidos alcaldes.

Lo primero que han hecho ha sido derrocar el orden constitucional. Que nadie se engañe: ese es el mensaje que explícitamente nos envían al ordenar que se quite la bandera de España de todos los consistorios del País Vasco o Navarra en los que ellos mandan. La bandera no es un trozo de tela ni es algo que requiera respeto institucional por mero formulismo legal. La bandera es uno de los símbolos del orden constitucional; cuando desaparece de una institución significa que en el territorio sobre el que esa institución tiene jurisdicción no se respetará la Constitución ni serán de aplicación los derechos que esta proclama para todos los ciudadanos españoles.

En mi casa la única bandera que ha habido desde que mis hijos eran adolescentes es la pirata. A mí nunca se me ocurrió comprar una de España, ni me producía ninguna emoción especial verla ondear en ningún mástil fuera del País Vasco. Pero quienes matan en nombre de una patria que excluye a quienes creemos en las sociedades libres y plurales quitan o queman esa bandera; por eso hace tiempo que quiero tenerla cerca. Ellos quitan la bandera para que quede claro que allí donde ellos están no se respetan nuestros derechos constitucionales; nosotros debemos exigir que la pongan precisamente por lo mismo: para que sean ellos, quienes no los respetan, los que sean excluidos de la sociedad. Por eso quiero verla ondear en todas las instituciones del País Vasco y de Navarra.

Exigir que pongan la bandera de España no es una cuestión formal; pero con la ley en la mano hemos de evitar que los corifeos de ETA consumen su táctica de amedrentamiento. El artículo 3º.1 de la Ley 9/1981, que regula el uso de la bandera nacional, establece que la Bandera de España deberá ondear en el exterior y ocupar el lugar preferente en el interior de todos los edificios y establecimientos de la Administración central, institucional, autonómica, provincial o insular y municipal del Estado.

Como afirma la sentencia de la Sala de lo Contencioso de TS de 3 de febrero 2010: la expresión “deberá ondear” que utiliza el legislador, formulada en imperativo categórico viene a poner de relieve la exigencia legal de que la Bandera de España ondee todos los días y en los lugares que expresa, como símbolo de que los edificios o establecimientos de las Administraciones Públicas del Estado son lugares en donde se ejerce directa, o delegadamente, la soberanía y en ellos se desarrolla la función pública en toda su amplitud e integridad, sea del orden que fuere, de acuerdo con los valores, principios, derechos y deberes constitucionales que la propia bandera representa, junto con la unidad, independencia y soberanía e integridad del Estado Español.

El Gobierno de la Nación debe ordenar de manera inmediata al Abogado del Estado para que inste a que se cumpla esa sentencia en todas y cada una de las instituciones. No es una cuestión formal: es una cuestión de legítima defensa. En defensa de nuestros derechos constitucionales, en defensa de la pluralidad, en defensa de nuestra libertad como ciudadanos. Créanme que no es un tema menor, ni de formas. La democracia tiene leyes que establecen los límites; y los ciudadanos y los poderes públicos tienen la obligación de cumplirlas. Cuando son los representantes políticos e institucionales quienes vulneran la ley no se puede decir que vivimos en democracia.

Aquí no vale mirar para otro lado; aquí no vale disimular, no vale que nadie diga que no vemos ni olemos el humo nauseabundo; que nadie diga que no nota que faltan vecinos en su escalera o cierran las tiendas de su barrio. A las instituciones democráticas del País Vasco y Navarra, como consecuencia de años de terror, amenazas y muerte, han llegado personas empeñadas en derrocar el orden constitucional desde dentro. Y están dispuestos a gobernar de forma totalitaria, negándonos a una parte de la sociedad el ejercicio de las libertades fundamentales.

El Estado no puede desaparecer del País Vasco. Necesitamos que defienda la democracia, el orden constitucional y sus símbolos. Por eso exijo al Gobierno de la Nación que responda de forma inmediata y contundente a esta vulneración de nuestros derechos perpetrada por los cargos públicos de Bildu; si no lo hace será cómplice y responsable de lo que ocurra.

Cuando un naufrago se emociona al ver una gaviota no es por el pájaro; es porque sabe que hay tierra cerca. Pues eso mismo me pasa a mí con la bandera de España en el País Vasco: que se que donde ondea impera la ley que proclama nuestros derechos constitucionales. Por eso quiero verla; por eso exijo al Gobierno que no abdique de su obligación de defendernos.

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