Tras mi experiencia como profesor en el País Vasco, he quedado convencido de que nuestros males presentes -por no hablar de los futuros- provienen de la educación perversa que a tantos y tantos futuros ciudadanos vascos se les ha dado desde la primera enseñanza hasta el final de los estudios universitarios. La saña de los jóvenes vándalos urbanos que hoy apalean a viandantes desafectos, queman autobuses y destrozan cabinas telefónicas en el País vasco no es genética, ni fruto de la opresión que ven a su alrededor (han nacido y crecido en la autonomía más libre de Europa) ni consecuencia del paro, la marginación o la droga sino estrictamente ideológica: les ha sido inculacda por las personas que debieron educarles, muchas de las cuales ahora se escandalizan de sus desmanes.
jueves, 13 de agosto de 2009
Contra las patrias. (2)
Tras mi experiencia como profesor en el País Vasco, he quedado convencido de que nuestros males presentes -por no hablar de los futuros- provienen de la educación perversa que a tantos y tantos futuros ciudadanos vascos se les ha dado desde la primera enseñanza hasta el final de los estudios universitarios. La saña de los jóvenes vándalos urbanos que hoy apalean a viandantes desafectos, queman autobuses y destrozan cabinas telefónicas en el País vasco no es genética, ni fruto de la opresión que ven a su alrededor (han nacido y crecido en la autonomía más libre de Europa) ni consecuencia del paro, la marginación o la droga sino estrictamente ideológica: les ha sido inculacda por las personas que debieron educarles, muchas de las cuales ahora se escandalizan de sus desmanes.
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