jueves, 12 de marzo de 2009

Y de repente, la realidad.

Escuchamos que hay crisis, hablamos de la crisis, es indudable que España vive una gran crisis. Pero no te das cuenta de su significado hasta que te la encuentras de cara.
Cerca de mi casa, en la Parroquia de Nuestra Señora de la Luz, reparten cada semana comida y ropa. Hasta ahora iban los más necesitados, personas que por su apariencia física entiendes que deben acudir a una parroquia por mera supervivencia. Ayer viví un golpe de realidad, una gran cola de ciudadanos esperando ayuda, y una cola de necesitados sorprendente. Es cierto que había inmigrantes, pero eran minoría. La mayoría de las personas que hacían cola eran personas normales, personas como tú y como yo, bien vestidas, limpias. El vecino de abajo que te saluda cada día y mientras tú vas al trabajo, él debe acudir a la beneficiencia para seguir adelante.

1 comentario:

Rodamon dijo...

Es inaudito que muchísima gente, demasiada, solo tenga oidos para las "buenas noticias", y así no tener que afrontar las "malas noticias".
Así, cuando la "china" te toca a tí, estás muy solo. Demasiada gente, mira hacia otro lado.
Habría que afrontar la realidad lo antes posible.