jueves, 1 de enero de 2009

Ciudadano Salinger cumple 90 años.


Hoy cumple 90 años Salinger, el autor de "El guardián entre el centeno". Os invito a leer un artículo firmado por Elena Hevia:

El mayor ermitaño de la literatura norteamericana, Jerome D. Salinger, cumple 90 años el 1 de enero, renovando el misterio de un silencio que le recluye en una cabaña inexpugnable en New Hampshire. Desde ese lugar que ha defendido a punta de fusil --se dice incluso que escribe en un búnquer donde atesora material inédito que solo se publicará tras su muerte-- se niega a aparecer en público, no concede entrevistas --la última en prensa data de los años 80--, ha impedido que aparezca su imagen en sus libros y sus últimas fotografías --que le muestran como un tipo cansado y sorprendido a punto del estallido de furia blandiendo un inocente carrito de supermercado-- fueron captadas por un paparazi en 1988.
En suma, el autor de El guardián entre el centeno, algo así como la Biblia del adolescente, con más de 65 millones de ejemplares vendidos desde su publicación en 1951, lo tiene fácil para que su culto se renueve cada primavera. Solo hacen falta jóvenes con ganas de leer e identificarse con su protagonista, Holden Caufield. Y esos no faltan. Salinger es más que un escritor, es casi una religión, teñida, eso sí, del budismo zen del que el autor es devoto y que cultivó en sus otros libros en los que traza la biografía de los inefables hermanos Glass, en sus Nueve cuentos --con esa joyita, Un día perfecto para el pez banana-- y Seymour: Una introducción, su última novela publicada en 1963, solo apta para salingerianos aguerridos.
Ha habido diversos intentos de desvelar el misterio Salinger. El último, una biografía de Ian Hamilton que el propio autor logró descafeinar en los tribunales a golpe de desautorización y mutilación. Pero también las incursiones vengativas de una antigua amante, Joyce Maynard, y de una hija despechada, Margaret, que lo pintaron con los colores más siniestros en sendos y venenosos libros de memorias.
Lo poco que se sabe de él es que era hijo de un judío neoyorquino importador de quesos kosher y que por escapar de la tradición familiar decidió estudiar en una escuela militar. Sus notas, como dando la razón a quienes quieren reconocer en él a Holden Caufield, fueron de pena. Participó en el desembarco de Normandía y contempló el horror de los campos de exterminio nazi con la liberación. Se casó dos veces con resultados desastrosos.
A mediados de los años 50 decidió apartarse del mundanal ruido y una década más tarde su divorcio de Claire Douglas acentuó su misantropía. Por entonces todos sus textos estaban en la calle. Un cuento largo, Hapsworth 16, 1924, cerró su carrera en 1965 cuando apareció en The New Yorker y la crítica afirmó que era lo peor que había escrito abriendo la veda contra el autor. No le importó a sus incondicionales lectores. Nunca tan poca obra produjo tanta adhesión.

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