Franco y sus colaboradores se aseguraron la obediencia pasiva de sus súbditos, a los que se adiestró durante años en el rechazo a la política y a la que se orientó hacia la adormidera radiofónica o televisiva y la fijación en objetos superficiales, de corte deportivo o folclórico, siempre inocuos para el poder. El dictador murió en la cama, atesorando las arcas del poder que nadie se había atrevido a quitarle en vida. Un mito crea a veces otros mitos. Ua estatua es siempre una pregunta de un niño. Una película, una comedia negra, es a veces un pedazo de historia enterrada, de historia íntima, que nos cuenta el mundo o el sueño del mundo en que vivíamos. La paz de Franco nunca fue paz porque ésta es imposible sin libertad, porque la paz nunca es compatible con la cárcel, el exilio o la mordaza. La romántica juventud del gran antifranquismo tampoco fue tan romántica ni tan joven ni tan grande. La crónica de aquellos sueños coloreados, y luego su nada utópica desaparición, tienen también su pregunta y sus mitos.
miércoles, 24 de marzo de 2010
Los mitos de la Historia de España. (y 73)
Con este post acabo la serie dedicada al libro de Fernando García de Cortázar.

Franco y sus colaboradores se aseguraron la obediencia pasiva de sus súbditos, a los que se adiestró durante años en el rechazo a la política y a la que se orientó hacia la adormidera radiofónica o televisiva y la fijación en objetos superficiales, de corte deportivo o folclórico, siempre inocuos para el poder. El dictador murió en la cama, atesorando las arcas del poder que nadie se había atrevido a quitarle en vida. Un mito crea a veces otros mitos. Ua estatua es siempre una pregunta de un niño. Una película, una comedia negra, es a veces un pedazo de historia enterrada, de historia íntima, que nos cuenta el mundo o el sueño del mundo en que vivíamos. La paz de Franco nunca fue paz porque ésta es imposible sin libertad, porque la paz nunca es compatible con la cárcel, el exilio o la mordaza. La romántica juventud del gran antifranquismo tampoco fue tan romántica ni tan joven ni tan grande. La crónica de aquellos sueños coloreados, y luego su nada utópica desaparición, tienen también su pregunta y sus mitos.
Franco y sus colaboradores se aseguraron la obediencia pasiva de sus súbditos, a los que se adiestró durante años en el rechazo a la política y a la que se orientó hacia la adormidera radiofónica o televisiva y la fijación en objetos superficiales, de corte deportivo o folclórico, siempre inocuos para el poder. El dictador murió en la cama, atesorando las arcas del poder que nadie se había atrevido a quitarle en vida. Un mito crea a veces otros mitos. Ua estatua es siempre una pregunta de un niño. Una película, una comedia negra, es a veces un pedazo de historia enterrada, de historia íntima, que nos cuenta el mundo o el sueño del mundo en que vivíamos. La paz de Franco nunca fue paz porque ésta es imposible sin libertad, porque la paz nunca es compatible con la cárcel, el exilio o la mordaza. La romántica juventud del gran antifranquismo tampoco fue tan romántica ni tan joven ni tan grande. La crónica de aquellos sueños coloreados, y luego su nada utópica desaparición, tienen también su pregunta y sus mitos.
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